El corazón de la existencia

Cataratas de mensajes negativos alteran tu campo áurico.
Frases y más frases destructivas menoscaban tu vibración.
Cuesta mantenerse equilibrado en medio de las contradicciones.
La atmósfera está saturada de preocupación y desconsuelo.

¿Me podés escuchar?

Necesito que silencies el ruido de tu mente.
Quiero invitarte a que vayamos hacia dentro.
Viajemos, juntos, hacia el corazón de la existencia.
Tantos ruidos desarmónicos no sólo ensordecen,
sino también distraen nuestra atención y nos bloquean,
fue por eso que te pregunté si me podías escuchar.
Sin querer, nos vemos envueltos en oscilaciones anímicas
que nos marean y conducen a estados de inconsciencia
que creímos trascender.

¿Comprendés por qué te invito a que vayamos hacia dentro?
Vamos a recordar.
Aquí conversaremos en calma.
¿Cuánta diferencia, no?
Esa bella y apacible luz, que nos está envolviendo con amor,
es la misma que muy pronto
se sentirá en la superficie de la Tierra,
a medida que más personas conecten son su verdadera esencia
y se expresen desde su centro, de manera unificada.
Respiremos profundamente.
Impregnemos nuestro ser con la energía sanadora del silencio
que mora en esta profundidad.
Dejemos que las tensiones se desvanezcan.
Disfrutemos de esta paz.

Prometeme que cada vez que me veas aturdido,
por la desesperante confusión que impera en la periferia,
me traerás hasta acá, sin dudarlo tan siquiera un instante.
Nada se compara con este paraíso interno,
por donde fluye el cautivante río de la consciencia.
Acá me siento pleno, al igual que vos,
por eso quiero darte las gracias por haberme acompañado.
Seríamos más que egoístas si no hiciéramos el esfuerzo
de ayudar a que otros ingresen, conscientemente,
a disfrutar de esta sublime frecuencia.
Sé que conocés muy bien este lugar inmaculado,
pues es aquí donde nuestros espíritus se reúnen
a celebrar y danzar de alegría.
Este es el espacio que conecta todos los corazones,
sin distinción, y sincroniza nuestro sentir.
Cada uno lo llama del modo que más le resuena.


A mí me gusta decirle...
el corazón de la existencia.


Escrito por Julio Andrés Pagano

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, gracias por pasar por mi blog. Hace tiempo que escribí eso. Ahora tal vez esté mejor.
Una de las cosas que más amo es el amor, precisamente. No puedo creer que haya algo más grande. Y si existe una verdad ajena al amor, realmente no debe ser muy buena.
Voy a seguir leyendo lo que haya en este blog, y nuevamente: gracias.
Se dichosa.

Matías Ugarriza.

marvision dijo...

que belleza amiga...
marimar

gracias