Ayer soñé que podía y hoy puedo

Nacemos para encontramos (la vida es el arte del encuentro), encontrarnos para confirmar que la Humanidad es una sola familia y que habitamos un país llamado Tierra. Somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad (fuera de la felicidad son todos pretextos), y debemos ser felices también por nuestros hijos porque no hay nada como recordar padres felices. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.

Además, el universo siempre está dispuesto a complacernos, por eso estamos rodeados de buenas noticias. Cada mañana es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia porque cada cantor es un soldado menos, por eso hay que cuidarse del que no canta porque algo esconde. Esto lo aprendí de mi madre, que fue la primera buena noticia que recibí. Se llamaba Sara y la elegí como madre por la misma razón por la que Dios la eligió como hija. Nunca pudo ser inteligente porque cada vez que estaba por aprender algo, llegaba la felicidad y la distraía, nunca usó agenda porque sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el corazón, es decir se dedicó a vivir, y no le quedó tiempo para otra cosa. De mi madre también aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo le puedes decir basta a la mujer que ya no te gusta, al hombre que ya no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida, ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste porque la vida es aquí y ahora mismo (aflójate, no tienes que cuidarte porque aquí no hay enemigos, aquí hay un hermano, aquí no tienes que vender o comprar nada, aquí el tiempo no importa porque señorea la eternidad, aquí no se blasfema, aquí se bendice).

Nacemos para vivir, y la herramienta para vivir es el amor, que nos lleva a comprender lo que nos rodea, y sólo en armonía es posible vivenciar, sentir la vida, que es difícil hasta que comprendes que hay una sola religión, el amor, un solo lenguaje, el del corazón, una sola raza, la Humanidad, un solo Dios, y está en todas partes. El que nace en este momento es el mismo que muere ahora mismo porque lo único real es el individuo, por eso la historia de la Humanidad es falsa, y por lo tanto son falsos los países y sus gobiernos, como sus pueblos son abstracciones, ilusiones que no existieron jamás, que no existen ni existirán porque sólo existe el individuo, pero a partir de él existe todo, por eso el griego aconsejaba: Conócete a ti mismo y conocerás al universo y sus cosas.

La estadística suma lo imposible, por eso la mayoría y el éxito son nada, por eso no hay más desdichas que alegrías ni viceversa, es tan imposible como sumar la metáfora a esta tarde y aquella lluvia al sueño que soñaré esta noche en ese querido lugar que es Chihuahua. Fuera del individuo son todas supersticiones, ilusas convenciones, somos el mismo hombre con distintas costumbres que gustamos llamar cultura o tradición, aunque la verdadera cultura es universal, como el individuo. Toda secta es un suicidio, una ilusión homicida (un alemán que se creyó superior asesinó a seis millones de judíos).

Yo soy este presente y el pasado que lo posibilitó, es decir la eternidad del momento, soy esto que es ahora mismo, el que bebe vino francés en el avión, el que nace en Bogotá y el que muere en Hamburgo, yo soy, por lo tanto no puedo pertenecer a lo que no es, es decir a una clase o a un país, que además cambian de acuerdo a los caprichos de la política, por ejemplo a causa de Fidel Castro hay cubanos que ahora son norteamericanos y a causa de Pinochet hay chilenos que viven en Inglaterra. La patria es una ficción, un pretexto de los que no se animan al mundo, que es la verdadera casa del hombre, la patria es una desgraciada invención de los hombres que nada tiene que ver con la realidad de Dios, la patria es un peso que agobia al hombre, como el Estado es la teta donde maman los ciudadanos pero el cáncer del hombre. Los países son abstracciones aprovechadas por los políticos y los militares, que son peligrosas abstracciones que dividieron, y dividen, a los hombres en clases sociales, colores y dogmas.

Yo soy Abel y Caín, el último pastor que llegó al pesebre de Belén y el primer hombre que bajó en la Luna.


Fragmento extraído del libro: Ayer soñé que podía y hoy puedo.
Escrito por: Facundo Cabral.

www.facundocabral.org