Como un niño

















Se abrió mi corazón: como un niño me sentí. Y sentado a la orilla de mi mar escuché en silencio todo lo que él me contó.

Sin nostalgia me susurró al oído canciones olvidadas, y evoqué entonces besos antiguos, hoy ya de arena y piedra.

La ardua y trasnochada carretera hacia mi mismo me llevo hacia el roquedal donde el viento habla de la verdad y solo verdad dice...

Y sentí en aquel preciso instante el influjo velado... la llamada secreta... la señal... la voz profunda de lo cierto...

Qué soy?.-me pregunté.

Y mi pregunta fue plenamente contestada por el silencio majestuoso del cielo abierto y luminoso...

Lejos quedaban los naufragios, las rotondas sin salida, el bogar a la deriva, la isla que dejé de lado, y aquellos vientos imposibles, aquellos que se paraban desinflando las velas, y que me conducían a la desidia de lo estático...

Superviviente, como un niño, fui de un lado a otro de la playa, clavando aquí y allá mi pensamiento, tomando la vida, aquel corto paseo, como un juego...

Abrí el pequeño libro en blanco... lo hojeé... y me conmovió el verlo tan limpio... tan sagrado... tan cargado de futuro...

Abrí la página primera...
Quería conocer...
Saber...

“AHORA”

Eso, nada más. Eso sólo había escrito en aquel prólogo sin noche... Sólo esa palabra hallé en aquel libro que temblaba, lleno de luz, al fin milagro, entre mis manos infantiles...

Publicado por Joan Pinardell en: Café Pessoa