Constelaciones Familiares


El amor que nos hace enfermar, el amor que sana. Parte 1


Bert Hellinger trabaja para ayudar a vivir. Con tomas de conciencia sobre cómo llevar la vida de otra forma, cómo sentirse colmado, cómo tener éxito en las relaciones.

Cuando trabaja con una persona mantiene la mirada sobre el grupo.

¿Dónde empieza la felicidad? ¿Cómo se manifiesta la vida? ¿Cómo ser un ser vivo? ¿De qué modo vivimos felices o infelices?

Al estar vinculados.

Vivir significa estar vinculado. Una vida feliz significa estar en un vínculo de amor.
Una vida desgraciada significa que un vínculo no se consiguió.

¿Dónde empieza la vida feliz? ¿Con qué vínculo? ¿Dónde empieza el amor? ¿Dónde empieza la desgracia? ¿Dónde empieza la carencia?

Junto a la madre.

La relación con la madre es la clave para una vida conseguida.

Ejercicio

Mira a tu madre, a su lado, tu padre, están juntos y miras primero a la madre.

Te acuerdas quizás de este vínculo con tu madre
Un recuerdo muy profundo
Cuando estabas en su seno
Cuando eras uno con ella
Sus emociones eran tus emociones
Sus miedos eran tus miedos
Sus alegrías eran tus alegrías
Su amor era tu amor
Su dolor era tu dolor
Hacías uno con ella

Esa felicidad no podía durar, hacía falta vivir la separación, nuestra experiencia fundamental, de felicidad y desdicha.

Y descubrimos un nuevo modo de ser uno, a la vez unido y separado, a la vez vinculado y distinto, ahora enfrente de ella.
Y sentimos esa felicidad, con su mirada...

Y ahora vamos creciendo muy despacio...

Cada vez un poco más lejos, unidos por la mirada y separados.

Cada vez que perdemos el vínculo mientras seguimos creciendo volvemos a esa unión de antes de la separación y luego a ese otro momento cuando aprendimos la separación y el amor,

Y cuando nos sentimos otra vez totalmente vinculados seguimos creciendo,

muy despacio,

muy despacio.



Bert Hellinger en París, 3-4-5-octubre- 2005

www.insconsfa-hellinger.com

Una pequeña historia...

Hoy de mañana muy temprano, me dispuse a entrar en la red para mirar mis blogs, pasar a saludar a Julio (En tu interior) y realizar algunas tareas pendientes. Hete aquí que mi conexión estaba resistente, y no pude de inmediato, me costó... Pasé por yoymimismo y le dejé un comentario, y luego no pude hacer nada más... Ni siquiera pude entrar al Blog de Silvia (amor). Apagué para reiniciar a ver si tenía más suerte y llamé a mi amiga Silvia por teléfono y quedamos en que pasaría a compartir unos mates con ella..."Acordate de mi libro", me dijo, justo antes de cortar...

Comienzo a buscar el libro y no aparece y entonces me acuerdo de Zafferano (No todo el monte es orégano), y me pregunto si es que el despiste puede contagiarse vía Blog ¿será posible? Yo el libro lo había dejado en la mesita de la sala, estoy segura...para devolvérselo en cuanto fuera,(hace unos días que me lo viene reclamando... suave, como es ella, pero reclamo al fin!).

El hecho es que el libro no estaba y lo busqué por todos los lados posibles!!! Al fin la llamé y le pregunté si me invitaba el mate sin el libro! dijo que sí, agarré la bicicleta y salí despedida como una saeta!!!

Aproveché a hacer algunas compras, mate por medio le juré a mi amiga que no le perdí el libro (en realidad no estaba demasiado segura) y al volver comencé a buscarlo nuevamente!!!
Mi marido no estaba, mi hijo se estaba bañando y le dije si no se lo habría guardado y me aseguró que no!!! Ni siquiera lo había visto!!! Cuando vuelvo y miro la mesita, el libro estaba allí, donde lo dejé ayer!!!

Lo tomé en mis manos y pensé si me estaría volviendo loca... y entonces recordé que Silvia me comentó que el autor había fallecido hace ya un tiempo. Así las cosas, me comencé a preguntar qué significado tendría todo esto.

Dudando aún de mi cordura pero entregada a mi experiencia le pedí a mi Ángel que me ayudara a hacer lo mejor... y me vino como una inspiración: y si el libro no estaba porque no tenía que devolverlo? Y si había algo que yo tuviera que publicar...? Entonces abrí entregada, el libro buscando respuestas, y fue en este capítulo:

Un árbol, un libro, un hijo...

La inmortalidad no es morir,
sino seguir vivo,
más allá de la muerte misma.


Caminando por la pradera extensa, el guerrero meditaba sobre la inmortalidad. Pensaba en un futuro de gloria con mil batallas ganadas y una gran estatua que lo recordara...y quizás su nombre en alguna ciudad. Más ninguno de estos pensamientos lo satisfacía. Sentía un vacío profundo, sin forma. Una nube de tristeza lo envolvió.

Entonces sintió una suave voz a la vera del camino. Era un anciano de pelo blanco y larga barba, tenía una larga trenza y una dulce sonrisa. El peregrino lo miró profundamente, y sin conocerlo, no hacía falta, lo amó de esencia a esencia y le dijo:

El mismo motivo que te movió a ti, me movió hace muchos años a mí... y salí en busca de la inmortalidad. En un viejo pueblo descubrí lo que los ancianos guardaban con recelo: si tú plantas un árbol fuerte, éste perdura en el tiempo y tú en él; este es el secreto de la inmortalidad. Pero al fin y al cabo, ningún árbol es eterno.

Pasado algunos años conocí la gente de un pueblo erudito que vivía al pie de la montaña. Allí aprendí que podía trascender el espacio-tiempo dejando escritos mis pensamientos y mi manera de sentir. Y que después de morir alguien leería mis escritos y de alguna forma me estaría comunicando con esa persona... Pero al fin y al cabo, ningún libro es eterno.

Llegué a mi madurez y aprendí en un pueblo pastor la importancia de tener una familia y trascender en el espacio-tiempo por medio de los hijos, ya que en ellos y sus generaciones correría mi sangre. Pero al fin y al cabo ninguna generación es eterna.

Pasé algo confundido, estos últimos años y de pronto, como un relámpago que ilumina la noche, comprendí que la inmortalidad no es morir, sino seguir vivo, más allá de la muerte misma. Es decir, que consiste en haber vivido cada segundo con plena intensidad, saboreándolo en esencia.

Mi alma se alegró y se gozó enormemente, ya no importaba si tenía o no vivienda, comida o vestimenta.
*
Extraido de:
Corazón de guerrero Para librar la batalla interior
Autor : Gabriel Jurjevic
*

LOS NIETOS


Mis nietos: Ian, Teo, Oli .

¡¡¡Doy Gracias a Dios y a la VIDA

por todas la bendiciones

recibidas!!!



Lidia


El enojo en 10 preguntas


Diez preguntas básicas acerca del enojo

1- ¿Porqué nos enojamos?
Nos enojamos cuando algo nos frustra: desde algo tan pequeño como un atascamiento de tránsito hasta una amenaza a mi integridad física o a mi honor. Los motivos son variadísimos y los grados de intensidad también, pero todos tienen un elemento común: debajo de cada enojo hay una frustración.

2- ¿Cumple alguna función el enojo?
Veamos un ejemplo: Un amigo me prometió que me devolvería un libro y cuando llega me dice que se olvidó. Mi deseo de recuperar el libro se frustra y ese deseo frustrado se convierte en enojo. La función esencial del enojo es darme más energía para enfrentar el obstáculo que produce mi frustración. El tema fundamental acá es si yo he aprendido a canalizar adecuadamente esa fuerza, o no. Ese aprendizaje es una de las tareas más significativas que los seres humanos necesitamos realizar.

3- ¿De donde surge la idea de que enojarse es algo malo?
Surge de todo lo que en general hacemos cuando no sabemos encauzar la energía del enojo. Me gusta citar una frase de Marco Aurelio, que en el siglo ll dijo: "¡Cuánto más penosas son las consecuencias del enojo que las causas que lo produjeron!". Es muy hermosa y sintetiza muy bien lo que es la inadecuada utilización de esa energía. Por esta razón es fundamental que distingamos dos tipos de enojo: el enojo que destruye y el enojo que resuelve. La idea que tenemos del enojo como algo malo es a partir del enojo que destruye, que es, lamentablemente, la manera más frecuente que tenemos de enojarnos. Pero por eso mismo es bueno saber que esa no es la única forma del enojo.

4- ¿En qué se diferencia una de la otra?
Volvamos al ejemplo del libro que mi amigo no trajo. El enojo que siento puedo encauzarlo en dos grandes direcciones. Puedo decirle: ¡Sos un egoísta, siempre el mismo irresponsable!, .¡sos un falso!. En vos no se puede confiar…! En ese caso he utilizado mi enojo para herir, castigar y hacer sufrir a mi amigo por lo que hizo.Cuando hago eso, no es por maldad. Es porque creo que sentir y expresar enojo es así: insultar, castigar y hacer sufrir. Cuando reacciono de ese modo, el otro, en este caso mi amigo que se siente herido por lo que le dije, responde, generalmente con otro agravio: ¡Y vos siempre el mismo autoritario, crees que todos somos tus esclavos, sos un déspota! También me recuerda otras situaciones en las que yo lo herí y me dice: Vos sos el egoísta irresponsable y manipulador. Sos un hipócrita!.
Y así seguimos, de insulto en insulto. La intensidad continúa creciendo, cada vez nos herimos más, y al rato estamos los dos lastimados y resentidos. Ninguno quiere saber más nada con el otro…. y el libro no lo recuperé. Este es un ejemplo del típico enojo que destruye. Es muy común oír después de una gran pelea en la que todos han quedado muy heridos: ¿Por qué era que empezó esta discusión?

5- ¿Cómo es el enojo que resuelve?
Allí dirijo ese plus de energía sobre el obstáculo que me frustra. En este mismo ejemplo le puedo decir a mi amigo, con toda la intensidad con la que lo sienta: ¡Estoy muy frustrado y enojado. Vos prometiste que me ibas a traer el libro y yo contaba con él. Lo necesito. Vamos a ver cómo me lo podés acercar. O llamás a alguien para que lo traiga o llamamos a una mensajería. Fijate qué se te ocurre…! Y ahí me quedo esperando y demandando una respuesta. Cuando concentro mi energía en esa dirección el enojo cumple su propósito esencial: darme más energía para tratar de resolver el obstáculo que me frustra. Este tipo de enojo se apoya en dos pilares: expresar lo que siento ante lo que sucedió y demandar la respuesta que me "des-enojaría".Expresar la frustración y el enojo que me produce la situación es necesario para mí, para desahogar lo que me pasa y es necesario para el otro, para que pueda saber lo que me ocurre a mí ante lo que hizo, porque ese es además uno de los motores que lo ayudarán a cambiar su actitud. Cuando se cuánto le molesta a una persona mi impuntualidad eso es algo que me ayuda a que lo tenga en cuenta y me dispone a tratar de ser más puntual. Expresar lo que siento no quiere decir enjuiciar al otro. Son dos respuestas muy distintas que es necesario aprender a distinguir con claridad. Una cosa es decir: ¡estoy muy enojado por lo que hiciste!, y otra muy distinta es decir: ¡Sos una basura, (una mala persona, una porquería, etc.) por ésto que hiciste!. En última instancia la esencia del enojo que resuelve es autoafirmarse con claridad, fuerza y respeto. Y para eso no es necesario descalificar ni agraviar, ni insultar. Me concentro en la acción que me frustra y demando una solución.

6- ¿Qué sucede cuando no puede haber reparación en el presente?
Por ejemplo cuando alguien llega tarde, me deja una hora esperando y eso no tiene arreglo porque ya ocurrió. En ese caso lo que uno puede hacer es, además de decir lo que siente, orientar la demanda hacia el futuro. Generar algún acuerdo para que no vuelva a ocurrir. La clave es descubrir en cada caso la situación que me des-enojaría. Yo sugiero a mis alumnos que cuando un enojo es intenso y los confunde se formulen la siguiente pregunta: ¿qué tendría que ocurrir acá para que mi enojo cese? Esa pregunta tiene la virtud de enfocar la mente sobre el punto central de la cuestión que es precisamente cómo se resuelve ese problema que me enoja.

7- ¿Qué pasa cuando la persona con quien estoy enojado es alguien a quien quiero?
Mucha gente cree que si le tengo afecto a una persona no puedo enojarme con ella, que tengo que cerrar los ojos y dejar pasar porque es: o el afecto o el enojo. Y en realidad no es así, es más bien todo lo contrario. Una de las cosas que más ayuda a hacer resolutivo el enojo es expresar el enojo con afecto. Puede parecer una contradicción insalvable en sí misma pero no es así, es simplemente recordar, cuando esa es la situación, que la persona con quien estoy enojado es alguien a quien, además, le tengo afecto. Entonces se pasa del: "Porque le tengo afecto no me puedo enojar" a "porque siento que le tengo afecto es que le puedo expresar mi enojo cuando lo siento".

8- ¿Cómo reaccionar ante el enojo de los demás?
Cuando uno aprendió a enojarse respetuosamente y lo hace, se da cuenta con más claridad cómo es el enojo del otro: si es resolutivo o destructivo (o cuánto hay de cada uno). Entonces puede distinguir qué parte de verdad puede haber en ese enojo y que reparación requiere y cuánto hay de enjuiciamiento, agravio o maltrato, que es parte de la inmadurez y la ignorancia de quien se enoja así. Cuando establezco esa distinción ya estoy en mejores condiciones de no quedar sometido al modo destructivo del enojo del otro.

9- ¿Cuál es la causa del enojo explosivo y desproporcionado con la situación?
Ese es el tema de la acumulación del enojo. Cuando uno no aprendió a expresar el enojo tiende a retenerlo, y se va acumulando. Entonces alguna situación menor activa el enojo acumulado y sale con una intensidad desproporcionada que desconcierta al otro, y a veces también a uno mismo. Por esto es bueno estar al día con los enojos, pero para eso es necesario haber aprendido a expresarlos de un modo resolutivo. Si no, inevitablemente uno tiende a callar por temor a complicar más las cosas.

10- ¿Qué sucede cuando el enojo es con uno mismo?
Uno no se enoja consigo mismo de un modo global si no con alguna parte de sí. Por ejemplo: la parte insegura, miedosa, exigente, etc. Por lo tanto lo primero es descubrir con qué parte propia estoy enojado. Es útil imaginar que esa parte está enfrente y expresarle el enojo tal como lo siento. En el universo interior el enojo también puede ser destructivo o resolutivo. La mejor manera de saberlo es ponerse en el lugar de quien recibió ese enojo y observar cómo se siente al oírlo: si destruida o ayudada.Si se siente destruida, la tarea es clara: aprender a enojarme con ella de un modo tal que ese enojo le exprese mi desacuerdo de una manera que la enriquezca y la estimule a evolucionar en la dirección deseada. Ese aprendizaje es el mejor punto de partida para aplicarlo después en el trato con los otros y es, en última instancia la esencia de la Autoasistencia Psicológica, que consiste precisamente en aprender a relacionarme con la parte de mí que no me gusta de un modo que la ayude genuinamente a transformarse.

Autor: Dr. Norberto Levy.


http://www.autoasistencia.com.ar/norbertolevy/norbertolevy.html

Bibliografía del autor
El Asistente interior (Ed. Nuevo extremo).
La Sabiduría de las emociones (Ed. Sudamericana)
Aprendices del amor (Ed. Grijalbo)


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El perdón...(con la mirada de Un Curso de Milagros)

Sabes que has aceptado el perdón cuando reconoces que no había nada qué perdonar.

Y ¿por qué no había nada? Pues porque toda vez que no perdonas, es señal de que sigues atado a un suceso, evento o acontecimiento que está en el pasado y el pasado NO EXISTE SALVO EN TU MENTE, por tanto estás ahora sintiendo una emoción provocada fuera del momento presente, cuando no perdonas no puedes estar en el presente, y al no poder estar atento al aquí y al ahora, lamentablemente tampoco puedes experimentar la paz de Dios, esa que sólo está en el momento presente, cuando estás con todo tu ser en este momento.

Aquí mismo, ahoritititita, donde no hay pasado, porque de haberlo estarías nuevamente escurriéndote a la oscuridad, entonces regresas al aquí y al ahora, y aquí y ahora es todo lo que existe, sólo en el presente puedes encontrarte con Dios, con el amor, el amor que siempre es presente.

Entonces donde lo real es Dios, el amor, la paz. Y donde lo irreal es todo lo que me aleja de Dios, resulta que cuando me andaba acordando de lo que me hicieron, me tornaron o me dijeron, todos esos recuerdos que están en mi mente que no hacen otra cosa que alejarme de Dios, quitarme la paz, son por tanto irreales.

Si son irreales, entonces no existen, y si no existen, entonces por qué debo yo seguir irritado por circunstancias ficticias. No hay lugar para el malestar, el enojo, rencor, resentimiento.
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Ah pero es que a mi me hicieron… wow.
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Si todo lo que yo vivo, lo que percibo, fue antes proyectado en mi mente, entonces, pareciera como que yo programé una película, donde además de productor y director fuí actor, actor junto con los otros, así el villano, la víctima, el infeliz, el afortunado, todos los personajes, yo los proyecté.No puedo más que aplaudirles por su extraordinaria actuación.Un sueño no es menos irreal que una pesadilla, una película de Disney no es menos irreal que una de Hitchcock. Por qué debiera molestarme con los actores cuando las proyecciones de sueños o de películas no son reales. Los actores no me hicieron nada, no pueden hacerme nada.

Es como el espejo del que hablaba José Lorenzo cuando dice que yo mismo pongo las palabras en el prójimo, donde además no existe el prójimo, no existen los otros, siempre he sido UN SOLO SER. (Les recomiendo la lectura de Estamos de Acuerdo) Por eso es que lo que doy a "supuestos otros" en realidad me lo doy a mi mismo, a mi Ser.

Entonces, qué es el perdón, cómo es que es la llave de la felicidad, cómo es que puede eliminar toda la creencia en el pecado (pecado significa separado de Dios) el perdón te libera de todas tus ilusiones y además sólo necesitas ACEPTARLO para , el perdón es la corrección que nos libera de la línea horizontal del tiempo-espacio, y te recuerda que el pasado ya pasó, ya fué, ya next, ya, sólo existe el aquí y ahora y en este presente sólo hay espacio para el amor.
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Ah pero si puedo perdonar al mundo , pero a ese hijo de su madre no… wow
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jajaja, el perdón es como el embarazo: o todo o nada, no hay mujeres medio embarazadas, o están o no están; igualito, si haces excepciones, entonces no estas aceptando el perdón para ti mismo, porque aquí dar y recibir es lo mismo.

No te reserves nada, reconoce que siempre has sido tu y tu sueño, que tu mente te proyecta lo que experimentas. Tu mismo pusiste el guión de la película, no fue real. Y por tanto no te hicieron nada, nada, tu Santo Hijo de Dios no puedes ser amenazado, mucho menos atribulado, torturado, afligido. Tu estado natural es el amor, la paz y la felicidad y esos no te han sido quitados, ni te serán retirados jamás, porque no son del mundo, porque son tuyos desde siempre y por siempre.

Lo que percibiste como ataque, no ocurrió, así corrige este error y entrégalo al Espíritu Santo, para que la energía del error la transforme en amor, y cuando tu entregas tus errores al cielo, se te devuelven en rocío de amor que refresca tu alma para que brille tu luz.Así...así, entrégalo, su fortaleza es la tuya, entrégalo, no necesitas saber cómo cambiar tus sentimientos actuales, tu simple deseo de entregar tus errores al cielo es lo único que se precisa, entrégalo y así tu y yo

Sabemos hoy que has aceptado el perdón al reconocer que no había nada que perdonar.

http://nadairrealexiste.blogspot.com/

Algo más acerca del perdón

Siento que tal vez haya otra forma, más sencilla y más posible de desprendernos de esos sentimientos negativos que llevamos con nosotros...

A veces nos esforzamos por perdonar acciones o sucesos en los cuales nos sentimos perjudicados, y cuesta tanto si lo miramos así... y si bien a veces nos alivia, a veces no da ningún resultado!!!!

Mi mirada hoy es diferente:

LA VIDA ES y tiene su perfección. Aunque a veces no nos demos cuenta porqué o para que pasan las cosas, todo tiene un sentido y si pasa es por algo y lo acepto.


- Si es algo que tiene que ver conmigo, que me dolió, me ubico internamente frente a la situación y digo:

Qué pena que hayamos tenido que pasar esto…(lo envuelvo en una burbuja de Amor y lo libero).

- Si es algo que yo hice mal, me ubico internamente frente a esa situación y digo:

Lo siento!!! (y, si lo digo desde mi corazón, libero esa situación, la suelto.)

Hay situaciones en la vida que se presentan como un desafío para crecer, para superar nuestro anterior nivel de consciencia, si nos damos cuenta, aprendemos, crecemos, seguimos adelante.

Otras veces nos enojamos con la situación y entonces nos anclamos en la recriminación, en la queja, y allí permanecemos hasta que se presenta una situación similar en contenido, tal vez con otras caras o en otros lugares para darnos la posibilidad de comprender lo que esa situación nos trae como crecimiento, como regalo: a veces tenemos que aprender a resolver concretamente una situación, a veces tenemos que aprender a callar…otras a colaborar en forma silenciosa, sin alardes… Muchas veces el alma nos enfrenta una y otra vez con situaciones similares hasta que logramos aprender…

Otras veces quedamos atrapados en dinámicas familiares, historias no resueltas, pérdidas, exclusiones, olvidos. Y el alma familiar nos lleva a recorrer caminos misteriosos que desde nuestra individualidad resultan incomprensibles…(compensación de situaciones del pasado donde alguien fue excluido u olvidado, o no reconocido).

Cuantas veces nos ha pasado de decir algo en un momento de enojo que luego nos duele más a nosotros mismos que al perjudicado!!!!
Y entonces? No pudo pasarle a otro lo mismo???

Y volvemos una y otra vez a un viejo dicho: ¿necesitas tener razón? Si es eso lo que necesitas, es tu mente que te está gobernando y sería bueno que atiendas un poco más al corazón que te conectes con tu cuerpo y con tus sentimientos, los que brotan como una clara vertiente cuando al corazón lo guía tu alma!!!

Lidia M. Domes